Freelance

Vacaciones de freelance

Habría podido escribir «El nuevo año de mi vida de freelance empieza en verano», como título.

Desde hace 16 meses soy oficialmente «auto-entrepreneur» (estatuto de autónomo en Francia) pero hace ya 20 meses que vivo en modo freelance. Diseñar, encontrar clientes, poner las bases del proyecto, trabajar y trabajar, traducir, redactar, atreverse también, innovar, lanzarse, aprender, caerse y levantarse. Avanzar.

Las vacaciones de una traductora freelance

Meses de felicidad, no voy a repetirme porque creo que ya lo digo todos los días. Me siento realizada, contenta y feliz. Tanto profesionalmente como personalmente. Y es que para mí, se trata de dos aspectos de la vida que resultan ser indisociables. Los dos tienen que funcionar bien para alcanzar un equilibrio, mi equilibrio.

Los meses pasan a la velocidad de la luz y ya llegó julio con sus ganas de playa. Como traductora y redactora freelance he descubierto que es a partir del mes de abril cuando tengo más trabajo (creo que es el efecto lenguas extranjeras y viaje), con una época más descargada en enero-febrero. O sea que desde hace dos años, el verano se dibuja de otra forma pero me resulta igualmente placentero. Con ese trabajo de freelance puedo nomadizarme, irme, evadirme, trabajar a resguardo de los granitos de arena pero sabiendo que el mar está ahí! Y eso me da buenas ondas. No tiene precio. Y esta suerte que cojo y abrazo que se llama Menorca, mi segunda (o primera), en fin, mi otro hogar los pies en el agua los pies en el slow.

El verano y el periodo de vacaciones estivales me ofrecen un cambio de ritmo que aprecio muchísimo, con esa agradable sensación de poder hacer cuatro mil millones cincuenta y cuatro cosas en un día de veinticuatro horas. Ese tiempo del verano que se estira y se prolonga, esa suave caricia que nos llena de energía.

El verano como un nuevo año que empieza cargado de nuevos bonitos entusiastas proyectos. Este año, un bonito proyecto (bonita responsabilidad, también). Este verano que me enseñará a redescubrirme. Estas vacaciones trabajadoras que nos esperan con esa mezcla perfecta de helado paella sangría pomada trabajo playa familia trabajo besos mar arena sudor abanico terrazas relax trabajo.

Este verano que empieza con un #nuevoproyecto2016 que podréis seguir, seguramente, vía mi Instagram.

¿Nos damos pues cita en verano?

Y vuestro verano, ¿qué tal pinta? ¿Me dibujáis un poco de vuestro verano?

Instagram Les mots de Marguerite

Lifestyle

Bailemos el verano

Bailemos el verano

El verano se deja mostrar, sonreímos y empezamos a quitarnos ropa. Cuidamos de nuestros bonitos pies, calzamos de nuevo las sandalias, dejando a mano las bailarinas para el fresco de las mañanas. Los del sur ya mueren de calor. Los demás seguimos soñando. Soñamos en las vacaciones, en ese lugar anhelado donde pasaremos unos días. Seguimos trabajando pero con la cabeza puesta ya en ese granito de arena que se ha pegado en el huequecito del codo o detrás de nuestra oreja. Con el beso enamorado de nuestro amor o de esa mamá que cura la pupita de esos piececitos que se mueren de calor sobre la arena recaliente.

Mediados de junio, en unos días el solsticio de verano. Fuegos artificiales y barbacoas, baños en el mar y carcajadas. Ganas de gandulear y de marchar lejos. O simplemente de saborear esos pequeños placeres cotidianos y tomar el tiempo de degustar el tiempo. Reírse a su lado. Oler la crema de protección solar. Desconectar, olvidarse del smartphone, coger los trastos e irse a la playa. Escribir algunas postales bien bonitas y leer nuestras revistas preferidas, en la hamaca, en la arena, en el jardín, en la terraza. Oler el calor que se pega a la piel y sudar. Tomar una de esas duchas que tanto apetecen. Embalsamar el cuerpo y ponerse un poco de pintalabios rojo y decir un te quiero.

Bailemos el verano

Verano. Paréntesis singular particular. Apretar en pausa y hacer clic y tomar unos clichés. Recuerdos para siempre jamás grabados en nuestras retinas. Y en los corazones. Subir al avión, tomar la carretera o el tren, soltar rienda suelta y cantar, sonreír, reír, abrazarse, dormir, brindar y bailar.

Bailar el verano. Esto es lo que es. Les mots de Marguerite en modo estival.

Lifestyle

Ese sol que tanto echamos en falta

Ese sol que añoramos

Hace frío, por las mañanas aun tiritamos, el sol juega al escondite, mi jardín está medio inundado (y yo sigo sin botas de agua). Febrero llega ya a su fin. Los escaparates se visten con las colecciones de primavera-verano 2015 y yo me pregunto quién es el loco – loca que puede comprar esas prendas cuando el termómetro no marca más de 4°C a las ocho de la mañana en Nantes.

Ese sol que añoramos Ese sol que echamos en falta

Recordemos pues esos rayos de sol que nos calientan el rostro, que nos llevan el buen tiempo y las largas noches de verano. Saboreemos esos instantes de magia cuando bajo el astro rey tenemos la impresión de olvidarnos de todo. El color amarillo y esa sensación de calor que monta en nosotros, de los pies a la cabeza. Guardemos esos rayos calentitos y envolvámonos en ellos. Recordemos nuestros días en la playa, nuestros paseos a orillas del mar. Sonriamos pensando en nuestros capazos y nuestros bañadores. Digamos “puñetas” a esos granitos de arena que han elegido nuestras preciosas sandalias como segunda casa. Y sigamos sonriendo, con una pajita en la boca bebiendo a sorbitos esa bebida refrescante. Porque más tarde, saborearemos un tajo de sandía.

Y repitámonos que sí, que la primavera acabará llegando.