Vivir en el extranjero

Aprender a ser mamá en Francia

¡Convertirse en mamá es una muy bonita historia!

Es una historia que podríamos escribir con palabras dulces, pequeñitas y cuquitas, con balbuceos que dejaríamos a modo de huella en un papel de algodón, sedoso y perfumado con un agradable olor a piel de bebé. Convertirse en mamá es enamorarse todos los días de una cosita que ha llegado al mundo para aumentar la familia, es también enamorarse de un papá que descubrimos.Ser mamá en Francia

… todo eso se podría enmarcar como una poesía pero después, de vez en cuando, la realidad de la vida misma nos atrapa, como ese despertador que suena cada mañana, como ese trabajo al que tenemos que acudir, como esa cosita bonita y pequeñita que a veces se pone enferma o como cuando tenemos que encontrar a alguien que cuide de ella. Porque la vida misma, la de todos los días también se pinta con los colores del poeta de la vida diaria. Y eso es algo que nos gusta.

La princesita llegó al mundo para salpimentar mi vida de mujer en el extranjero. Vino para pintar de colores alegres mi poesía made in Francia, me abrió las puertas de un librito de canciones infantiles a la francesa, vino e hizo «toc toc» maman-mamà estoy aquí y tendrás que aprender y recorrer los caminos de las mamás en Francia.

Ser mamá en Francia

Porque ser mamá en Francia no es lo mismo que ser mamá en China, en Berlín, en New York o en España.

Porque ella y yo formamos una pareja de ases y a veces nos reímos y a veces lloramos. Porque nunca he sido mamá en España pero crecí en ese país. Porque conozco Francia pero desde una visión de no-mamá. Y ahora, desde hace dos años, ella y yo descubrimos juntas esa poesía que da ritmo a la vida diaria de las madres en Francia. Ella aprende. Yo aprendo.

Aprendemos:

– Las «nounous» en Francia y los RAM y los multi-accueil que no es lo mismo, pero casi, que una halte-garderie y una guardería y yo qué sé más…
– Las libretas de salud infantil a la francesa porque cuando yo era pequeña, eso no existía en España. Ahora creo que sí. Así pues, aprendo e intento entender.
– La pirámide de los alimentos que se recomienda en Francia, porque hay que empezar por las verduras y no por la fruta o es al revés? Porque la pediatra puso cara rara cuando le dije que ya había dado garbanzos cocidos a la niña cuando tenía 16 o 18 meses. Y qué, en México no comerán igual, ¿no?
– Que un día me dijeran, cuando era muy bebé, que la vestía muy a la española, así con cositas más bien clasiquitas y tradicionales. Sí, cierto, yo también me he dado cuenta de que la ropita de recién nacido en España es mucho más clásica que aquí. ¿Y qué? Me encanta (por cierto, mirad sino Charlotte de Cambridge, que dicen que también vestía moda española en sus primeras apariciones públicas!)
– Que sorprendiera a más de uno el hecho de que pusiéramos pendientes a la princesita cuando era casi recién nacida.
– Que la seguridad social me cambiara automáticamente mi apellido desde el momento en que constataron que había sido madre. ¿Perdón? Yo nunca he cambiado de apellido y además, mi hija, lleva los dos.
– Que eso de las «nounous» al final, está super bien!
– El linimento óleo calcáreo que es genial para lavar el culito de los bebés. ¿Por qué no se usa en otros países?
– Los miércoles que son un poco el «día de los niños-día de las madres» porque no hay cole (no había porque cierta reforma escolar está cambiando las costumbres) y que el año pasado la princesita estaba sola en casa de la «nounou». En Francia los niños están acostumbrados a ir al cole 4 días y hay cierta polémica al respecto.
– Ese ritmo suave, justamente, ese ritmo de tener «vacaciones escolares» cada seis semanas aproximadamente.
– (…)

Una poesía diaria de las mamás en Francia y a la francesa que valsa al ritmo de las cosas más bellas! Porque al fin y al cabo, cogemos lo bueno y dejamos de lado los (re)versos sin rima y las disonancias que resuenan demasiado! ¡Porque somos un poco mamá de aquí y de allí con una hijita un poco de aquí y de allí!
Freelance

Trabajar en casa y cuidar de los hijos

Soy mujer, recién mamá, free lance y trabajo en casa. Pero no, no me ocupo yo de mi hija.

Cuando me lancé en esa aventura de ser free lance y de trabajar en casa, hubo gente que pensó que lo había hecho porque quería quedarme todo el día con mi hija. Hice eso porque me apetecía, porque tenía ganas de probar esta fórmula, porque era mi sueño profesional. Pero tenía muy claro que no podría ocuparme yo misma de mi hija puesto que de haber sido así, no habría trabajado mucho. Un bebé necesita de muchas atenciones. Trabajar necesita de mucha concentración. Para mi son, pues, dos cosas incompatibles.

Trabajar en casa y cuidar de los hijos

Puesto que tuvimos que buscar cómo y quien se ocuparía de nuestra niña meses antes de que naciera y que, a veces, es difícil saber que será de nuestras vidas dentro de cinco o seis meses, ChériGuiri y yo decidimos coger a una «asistente maternal»* que sólo aceptaba horarios de profesores, es decir, no cogería a la niña durante las vacaciones escolares**. Fue una elección muy pensada. Es lo que queríamos. Así pues, la «nounou» se ocupa de la niña 40 horas por semana y eso nos permite perfectamente conciliar vida laboral y vida familiar. Por el momento estamos encantados de nuestra elección. La dejo a las 8h y a las 8h15 ya estoy trabajando. La recojo a las 17 h tres veces por semana, a las 15 h los miércoles (es la única de los tres niños de los que se ocupa la «nounou» que va los miércoles – aquí en Francia la tradición manda que los miércoles los niños no tienen cole, aunque una reciente ley ha cambiado las cosas) y a las 14 h los viernes. Los miércoles por la tarde princesita y yo tenemos cita webcam con los abuelos de Menorca. Los rituales se van instalando.

Tener un hijo significa hacer todo lo posible para ocuparse de él. Sin embargo, creo que tampoco es bueno olvidarse completamente de uno mismo ni tener que renunciar a los sueños profesionales. Lo más importante es encontrar un equilibrio. Nosotros lo estamos consiguiendo. Ya hablé, en su momento, que cuando tienes a la familia lejos tienes que pensar muy bien en cómo organizar todo puesto que en caso de imprevistos o de problemas de última hora, la familia no puede estar ahí en dos minutos, por ejemplo que hacer si «estoy-en-un-atasco-qué-hago-de-mi-bebé» o si «nounou-llama-porque-bebé-enfermo».

Durante las primeras vacaciones escolares me pude ocupar muy bien de ella, con 4 meses, con 6 meses, pude trabajar tranquilamente mientras ella hacía su siesta o estaba a mi lado en su hamaquita. Después, cuando ya empezó a gatear y a ponerse de pie, conseguí trabajar «un poco» y sobre todo trabajaba cuando ChériGuiri volvía a casa. Pero eso es lo bueno, soy reina y dueña de mi tiempo, lo gestiono como yo quiero!

¿Y ahora qué? La escuela terminó el viernes pasado, 4 de julio. ¿Qué hago con la princesita? Camina desde hace ya un mes, hay que vigilarla todo el tiempo, es muy activa, le encanta «hablar»! Difícil pues de ocuparme de ella y trabajar al mismo tiempo…. Tenemos una mamie que vive a algo más de 1 hora de coche, difícil para los imprevistos pero factible para ocasiones organizadas de antemano, o sea que vendrá unos cuantos días durante la próxima quincena. El resto del tiempo, una vecina de 18 años jugará y se ocupará de ella y yo también me cogeré algunas horas.

Estamos encantados con esta organización. Haber cogido una asistente maternal me permite tener tiempo para trabajar tranquilamente y sin correr y, a la vez, estoy muy disponible para mi hija. Las tardes-noches tenemos tiempo de jugar con ella, le damos el baño sin prisas tipo es-tarde-estamos-cansados-mi-jefe-es-un-imb***, come todos los días con su fiambrerita preparada con amor por su mamá. Y que durante las vacaciones escolares esté en casa no nos supone ningún problema, siempre encontramos una solución.

¡Ser free lance y trabajar en casa para conciliar mejor vida laboral y vida familiar!

*La asistente maternal. Su aptitud y ejercicio profesional deben ser reconocidos y autorizados por los servicios de protección maternal e infantil (PMI) del departamento (provincia).

**En Francia cada dos meses y medio hay vacaciones. El curso se termina la primera semana de julio para los más peques y empiezan los primeros días de septiembre.