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Ahora soy yo la mamá

Ahora soy yo la mamá

 

Verla saltar, corretear, sonreír, comer, jugar, enfadarse, descubrir, reírse… Verla crecer todos los días. Enamorarse de ella cada día un poquito más. Un amor maternal.

Es el amor de una mamá que nace, evoluciona y se construye a partir de ese momento en que ves la barrita rosa. Y luego aparece él. El bebé minísculo garbancito avellanita caramelito que se convierte en una niñita con rizos, como su madre, como yo.

Como yo cuando era pequeña. Yo, pequeña. Y pensar en mi mamá que me hacía colitas y me cuidaba y me perfumaba, me daba de comer, jugaba, se reía. Mi mamá. Mi hija.

Y me digo que soy madre. ¡Que ahora, la mamá, soy yo!

Y la felicidad se instala y el miedo también. Pasar de niña a madre. Porque es algo así. Bueno, no. Pero sí. Darse cuenta de que el tiempo pasa y que no somos simplemente la niña de mamá sino que también somos la mamá de. Y repetir gestos, reproducir, probar cosas nuevas. Y amar mucho como nos han amado. Saber lo que significa amar a un hijo, comprender cosas y no encontrar las palabras.

Las palabras de una mamá. Palabras que curan, reconfortan, tranquilizan. Palabras que provocan sonrisas. Palabras para cantar y para bailar. Palabras que nos construyen. Palabras que oímos, siendo niño y que volvemos a decir una vez somos mamá.

Porque ahora soy yo la mamá. Y es algo raro. Y es algo placentero. Y es algo así como una mezcla de responsabilidad deber felicidad y una retahíla de cosas viejas y nuevas. Viejas porque la niña que fui ya las vivió y nuevas porque las veo y siento desde otro punto de vista.

Porque tengo más de 30 años y siento nostalgia de mis 10 años. Porque parece que una fractura espacio-temporal se haya instalado. Ella tiene 25 meses. Yo tengo 35 años. Ella tiene 59 años. De madre a hija, amarse, mucho. Muchísimo. ¿Y si ser mamá significara tomar consciencia del ciclo de la vida?

Ahora, soy yo la mamá y amo hacia atrás y hacia adelante.

Margarida

 

P.D.- La foto es del verano pasado y pregunté a mi mamá si podía publicarla. Dijo que sí aunque yo sé que a ella eso de internet le gusta a medias. ¿Pero que no haría una madre para sus hijos?