Inspiración

Aquí y allí

plage à Menorca

Macarella Menorca

Chemin à MinorqueMacarella Menorca

Hace frío y está oscuro, la gente pasea cabizbaja, todos envueltos en gruesas bufandas que seguramente han sido tejidas a mano con mucho cariño o quizá hayan sido rescatadas del fondo de un viejo armario. Las manos metidas en los bolsillos.

Desde hace ya varias semanas, los días menguan y la luz empieza realmente a faltar. Y ella está aquí, sentada en su escritorio y con la mirada puesta en sus papeles. De vez en cuando, levanta la vista y tropieza con ese montón de hojas otoñales y voladizas que pasan casi desapercibidas bajo esa niebla que llega del norte, con el atlántico que parece estar vigilándola desde lo lejos. Una vez al día, su vecina abre las persianas, ella la ve pero se encuentra demasiado lejos para levantarle el brazo y saludarla.

Demasiado lejos. La distancia…

Suavemente, como quien no quiere la cosa y como si un soplo de nostalgia la invadiera, empieza a dibujarse otra vida. Una especie de vida a voz baja que podrían llevar en otra parte.

Pero sus papeles la traen de nuevo a la realidad. A esa realidad que ella ha construido con tanto amor y de la que tan orgullosa está. Minutos más tarde, horas después de que la vecina haya abierto las ventanas, se encuentra absobida por ese pequeño petirrojo que parece querer jugar con las pinzas de la ropa tan multicolores y estivales, recuerdo de días pasados y bronceados. Y se va. Ella coge y se va, lejos, muy lejos. Se abre paso hacia el sur, hacia ese mediterráneo que huele a jolgorio y a caballos, hacia las calles de esos grandes pueblos llenos de gente, con las paredes blancas y las persianas verdes, hacia esos lazos estrechados de manera inconsciente, naturales y sin equívoco pero que ya no son más que simples recuerdos. Piensa que seguramente todo sería más sencillo para ella, pero ¿y si se tratara de una sencillez caduca?

De repente, gira la cabeza y siente un rayo de sol que la despierta dulcemente de su estado de ensoñación y se da cuenta de que está aquí y de que su allí será para siempre su sol preferido.

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Ganas

Ganas de estar allí y ganas de ir más lejos. Ganas de ti y ganas de estar contigo. Ganas de gritar, ganas de llorar, ganas de escribir, ganas de viajar, ganas de amar pero también ganas de comer, de hacer las camas, de dar una vuelta en bici….Las ganas en todos sus estados.

Estaba yo en la cama, medio dormida, cuando tuve de repente ganas de escribir sobre las ganas. Sí. Y ahí me tenéis ahora confrontándome a esta palabra que es algo más que una palabra. Estas cinco pequeñas letras que en realidad son el motor de nuestras vidas. De la tuya y de la mía pero también de la de tus padres y la de los míos y del vendedor de la tienda de al lado y del basurero que pasó esta mañana por delante de mi casa.

G A N A S es un gran vocablo. Sin él, si ellas, las ganas, ¿qué sería de nosotros? Nada. ¿En qué nos convertiríamos? En nada.

Por eso hoy les rindo un homenaje. Estimadas ganas que nos ayudáis a avanzar y a dar forma al camino de nuestras vidas.

Aunque también puedo declinarte en negativo. Las no ganas. Las no ganas de trabajar, no ganas de caer enfermo, no ganas de enfadarse, no ganas de ir a hacer la compra, no ganas de levantarse. No. Porque a veces es el no ganas.

Pero sólo así vamos a avanzar, con las ganas, siempre ahí, en presente o en pasado, en negativo o en afirmativo, en condicional también, sí, a menudo.

¡Tener ganas para vivir!

tener ganas

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El DIY no es hereditario, ¡lástima!

vestidos DIYHoy es un gran día. Hoy, Les Mots de Marguerite, este pequeño tarro de caramelos variados, os hablará de ¡todas esas bonitas cosas que no sabe hacer! Porque esa es la verdad, hay muchas cositas muy cuquis que me gustaría saber hacer pero no… más vale ser sincera y decir que soy torpe! Y me dan ganas de llorar, y me escondo (¡en la cama, escondida bajo la almohada, de otra forma CheriGuiri pensará que se ha casado con una loca!)

vestido blanco bebémantita rosa bebé

Y lloro porque esas cositas cuquis hechas a mano, con amor y mucha paciencia me encantan. Lloro porque las ideas no me faltan. Pero lloro, sobre todo, porque la naturaleza es injusta: mi madre sabe hacer mil cosas y yo soy inútil! (hala, ya está, ya lo he dicho, ya no necesitaré pagarme una terapia). Desde que nací, me hace cositas (DIY decimos ahora -¡en inglés todo parece ser más importante!) y sigue haciéndomelas. Con sus 58 flores y sus uñas vestidas de rojo, me ha hecho vestidos, turbantes y diademas (vale, headband si preferís, ¡siempre el dichoso inglés que da más importancia a las cosas!), bolsitas y neceseres, guantes, bufandas y ponchos, pinta tulipas que serviran de lámparas, faldas de danza, llaveros de ganchillo, alas de mariposa para un espectáculo o trompas de elefante, cortinas y fundas para sillas y mil cosas más… Con el nacimiento de la Princesita, se ha puesto de nuevo manos a la obra. Y venga paquetitos que llegan a mi buzón. Y yo, no puedo hacer más que seguir admirando mientras asumo mi incapacidad. A veces se me pasa por la cabeza comprarme una máquina de coser, pero ¿sabría encenderla?

bufandas tricot DIY

Además de mi madre, también mi abuela y mi tía-abuela y mi tía y la prima de mi madre… ¿os dais cuenta? Estoy segura que hubo un fallo en los genes…

Ideas tengo muchas pero cuando llegan a la punta de los dedos, paff, ¡ahí que se quedan!

Y ya si os hablo de ChériGuiri, él es un manitas de primera. Si intento compararme a él, más vale que corra a esconderme en el baño. El sabe montaros una casa de A a Z, desmontaros un juguete y montarlo en un periquete, ver una máquina, entender el mecanismo interno y haceros el mismo. Un día, cuando éramos unos jovencitos enamorados, quise demostrar que yo podía. Teníamos que pintar una puerta. Una puerta lisa. Me presenté voluntaria. Me acuerdo aún del color, violeta. Me arremangué y lo hice, pero parece ser que no lo hice bien, que no sabía coger correctamente el rodillo. Pfff. No tardaron ni diez minutos en mandarme a otra cosa, bye bye Marga. Con besos, pero bye bye…

poncho bebé DIYO sea que nada, tenía que salir, tenía que contároslo. Y me voy, a la cocina, el único DIY que se me da bien, porque estaréis de acuerdo en que cocinar también es DIY, eso de «hecho por mi misma», sobre todo porque (ya os habréis dado cuenta de ello) los robots no me gustan mucho!

bordar nombre bebé