La avarca de Menorca, zapato ineludible para los autóctonos, ha tomado, a lo largo de los últimos años, aires de sandalias fashion y de usos múltiples. Las avarcas florecen en todas partes. De cada vez hay más fabricantes y también puntos de venta y marcas que las comercializan. Fuera de Menorca, se les conoce por “menorquinas”, haciendo referencia evidentemente a su lugar de origen, aunque su verdadero nombre sigue siendo “avarca” en singular y “avarques” en plural en la lengua de la isla, el menorquín. Encontramos “avarques” de cualquier talla y de cualquier color: con lentejuelas, lisas, con estampados variados, para bebés y para adultos.
Me gustan mucho los zapatos. Menorca siempre ha sido una isla con una larga tradición artesana e industrial de zapatos y cuenta con marcas de calzado femenino muy conocidas.
Las “avarques” son los zapatos utilizados antaño por payeses y pescadores. Muy a menudo encuentro artículos sobre las “avarques” o “menorquinas” donde se explica que estos zapatos nacieron en los años 50. Pero mucho me temo que no es cierto. El historiador y archiduque Luis Salvador de Hasburgo-Lorena ya mencionó este tipo de calzado en su “Die Balearen in wort um bild” (Las Baleares descritas desde la palabra y el dibujo) – 1869. En los años 50 fue cuando empezaron a ser comercializadas.
En todas las casas hay “avarques”. Tenemos “avarques” más gastadas para ir a la playa y otras más nuevas para “vestir mejor”. Aquí todo el mundo lleva “avarques”. En Menorca todo el mundo tiene menorquinas.