Bilingüismo

Las lenguas extranjeras y los dibujos animados

En el contexto de la adquisición de un idioma (adquisición rima aquí con bebé) pero también, más tarde, en el contexto de aprendizaje de un idioma extranjero, los dibujos animados pueden desempeñar un papel esencial.

Creo que estaremos todos de acuerdo en decir que ver dibujos animados en lengua extranjera puede ser útil para un niño pequeño porque eso le permitirá ampliar su vocabulario, sus expresiones, acostumbrarse al ritmo y a la entonación.

Pero no nos engañemos, que sea útil no significa que los dibujos animados sean indispensables o únicos como herramienta. Yo tiendo más bien a pensar que los dibujos animados son un COMPLEMENTO muy agradable, lúdico y útil para ayudar al crío durante este tiempo de adquisición o de aprendizaje de una lengua. En cambio, no creo que debamos ver en los dibujos animados la HERRAMIENTA PRINCIPAL para aprender una lengua extranjera.

dibujos animados y lenguas extranjeras

En casa, ver dibujos animados, un buen complemento para el aprendizaje de un idioma

Complemento pero no herramienta principal

Ilustraré este propósito con un ejemplo muy sencillo:

Pongamos por caso que quieres que tu niño aprenda alemán aunque tú no hables ni pizca de alemán. Él, tu bebé de amor, cuando haya acabado su sesión de dibujos, seguramente se te acerque y te saque unas palabras en este idioma. Hum… ¡apuesto que te verás en un aprieto!

Pienso que el niño tiene siempre que encontrar una utilidad y un vínculo de afecto a la lengua extranjera para que vea que esos dibujos animados tienen continuidad y un significado real.

En cambio, si tu hijo de 5, 6 o 7 años… está tomando clases de alemán (o cualquier otro idioma) con un profesor, en una escuela de idiomas o asistiendo a talleres, ver dibujos animados en casa en lengua extranjera puede ser un complemento lo suficientemente bueno para que pratique y escuche en un contexto más real esta lengua.

Lo mismo ocurre con los niños que se crían en una situación de bilingüismo simultáneo precoz: en estos casos, ver dibujos animados en uno de los idiomas utilizados en el hogar es muy interesante.

 Sí a los dibujos animados en una lengua extranjera pero sin pretender que hagan todo el trabajo, ¿no?

Los descargables con los que trabaja la escritura Thelma en la foto vienen de 3Dinosaurs
Tendré que sacarle una foto mientras mira dibujos animados…
Bilingüismo

Hablar siempre en la lengua materna a los hijos

 

hablar siempre la lengua materna a los hijos

Hace ya mucho tiempo que no nos hemos parado un rato para seguir las aventuras de nuestra pequeña bi(tri)lingüe en construcción. Y eso que aventuras, ¡las que queráis!

Como ya os he explicado, la Princesita cumplió hace poco los 2 años y habla de cada vez mejor. Sinceramente, nos tiene un poco sorprendidos (no, no, no somos sus padres «cha chuffi mamà» diría ella, la que nos espera, ¡ya os digo!). Bueno, como también ya os conté, en la visita al médico en ocasión de su primer aniversario, éste apuntó lo siguiente en el cuaderno de salud: «muy comunicativa» (si no me creéis, fotocopia al canto!). Y ahora, 1 año después, pienso que el médico podría anotar «muy comunicativa exponente 2». Cierto es, mi bretón de ChériGuiri es más bien silencioso, o sea que quizá lo haya cogido de su madre, quién? yo? nooooo… Además, había leído que los niños bilingües muchas veces empiezan a hablar más tarde que la media. Y como siempre hay una excepción a la regla, esa excepción debe llamarse Princesita.

O sea que ya os podéis imaginar que esa monería pequeñita se pasa el día dándole a la lengua. Incluso cuando la acostamos. Sí, sí. Se pasa una hora y media (de cronómetro) explicando su jornada a las muñecas (ayer decía a una que tenía que cambiarle el pañal, sí, la espié, ¡lo admito!). Y como ya duerme en una cama de grande, se levantó para cambiárselo. Nos estamos preguntando si no tendríamos que acostarla a las 18 horas, para que duerma a las 20 horas. Bueno, como es verano, somos indulgentes.

Y yo aquí charlando charlando (será verdad eso de que la Princesita hace como su madre) y aun no he entrado en el meollo del tema. Mal. Muy mal. Google no va a posicionarme correctamente. Venga, a por trabajo pues.

Hablar siempre en la lengua materna a los hijos

Lo que realmente quiero decir es que elegí (aunque bien mirado, creo que no se trata de una elección, simplemente de algo que se hace de manera natural) hablar siempre a la Princesita en mi lengua materna. ¿Eso es bueno? ¿Es malo? Para gustos colores y seguro que cada cual opina distinto. Lingüísticamente hablando, es mejor. Científicamente comprobado. Pero hoy me siento de buen humor (y agotada de escribir sobre temas serios para mis clientes), o sea que dejo lo técnico científico lingüístico de lado. Lo único que sé es que actuando de esta forma, a veces tenemos que hacer frente a situaciones embarazosas y/o divertidas. Y a veces ese alguien interior me dice «qué puñetas estás haciendo, señorita!)

Cuáles son esas situaciones divertidas que una puede vivir cuando siempre habla la lengua materna a su hija (estando rodeadas de gente que habla otro idioma):

– Una vez (¡bueno, ya son muchas las veces!) estábamos ella y yo en el aeropuerto. A nuestro lado, una familia de franceses que volvían de visitar la bonita Menorca (sí, sí, mi isla es preciosa, ¿que no os lo he dicho nunca?). La Princesita iba y venía, miraba los aviones, miraba las maletas y bolsos de esa familia, etc. Y yo ya lo veía venir: se pusieron a hablar de la Princesita. «Oh, maman, has visto la pequeña, parece que quiere jugar con nosotros» (en francés, evidentemente); «jajaja, es graciosa la peque» y bla bla bla. De repente, algo en mi hizo que escupiera una frase en francés «Ven, Princesita, que pronto vamos a subir al avión». Sí, porque yo sentía que esa amable familia acabaría diciendo algo así como «y has visto su madre que fea es la pobre». Cuando me oyeron hablar en francés, abrieron los ojos como platos y me dijeron «ah, es usted francesa» (en francés siempre nos tratamos de usted), y yo «bueno, no, sí, eeehhh francesa por procuración!».

– En la sala de espera de la consulta del médico. Me encanta. No hay mejor lugar para sentir la incomprensión de la gente. La Princesita se mueve, juega, quiere jugar conmigo y hablamos, claro. Hablamos en un catalán salpicado de palabras en francés que salen de la boca de mi hija. Ni una palabra en francés por mi parte. Entonces, empiezas a ver todas esas miradas de reojo. Sí, sabéis, en las salas de espera parece que está prohibido hablar y mirarse (al menos en Francia). Pero esa mirada de reojo se traduce por un «pero qué hace esta señora aquí si no dice ni papa en francés, qué le va a contar al médico» y rápidamente la mirada vuelve de nuevo sobre la revista que semejan estar leyendo, porque en realidad están escuchando. De repente, el médico abre la puerta y es ahí cuando todos se dan cuenta de que sí hablo francés porque bueno, suelo tener la costumbre de decir al médico «bonjour docteur».

– En el supermercado. Estamos comprando, la Princesita encantada de estar ahí sentada en el carro. Y habla, habla e incluso a veces se pone a cantar (os lo juro, una vez ChériGuiri pasó tanta vergüenza que intentó esconderse detrás del carro!). Llegamos a la caja. La Princesita quiere ayudar a la cajera, le digo de estarse tranquilita, en catalán, evidentemente. La cajera sonríe. Pago (¡qué remedio!) y le digo a la Princesita «diguis adéu» -en catalán y grita «Au ‘vooooooir» A veces hago a propósito de encontrar algo que decir a la cajera, lo que sea, para que se dé cuenta de que hablo francés. Y me salen cosas del tipo «ahhh, me encanta venir aquí, siempre tenéis arroz para la paella». No vaya a ser que pensara que soy alemana.

– En el parque cuando hay otros niños. Es el típico momento en el que te sientes sola, muy sola. Porque tu hablas a tu hija y ves que hay otra niña que quiere jugar con ella, o viceversa. Entonces, y todas las madres hacen lo mismo, dices «Oooooh, has visto que niñita más mona» esperando que todo el mundo lo oiga y el acercamiento se produzca. Excepto que bueno, ahí te das cuenta de que nadie en el puñetero parque te entiende y no queda otra que meter en la frase un par de palabras en francés. Aunque bueno… nuestra Princesita es muy sociable y se va con todo el mundo…

Voilà, hablar únicamente la lengua materna a los hijos crea situaciones extrañas y a veces nos preguntamos si es una buena forma de proceder. Y ahora hablo en serio. Porque una no quiere pasar por una pretenciosa (y hay gente que lo puede pensar) ni por una maleducada (y hay gente que lo puede pensar) ni por una irrespetuosa (y hay gente que lo puede pensar) ni por una extraterrestre (y hay gente que lo puede pensar) ni por alguien raro (y hay gente que lo puede pensar)... Pero a fin de cuentas, acabo diciéndome que eso es lo que hay y que no se trata realmente de una elección sino, y simplemente, del amor, del amor de un hombre y una mujer que se han convertido en papá y mamá.