Bilingüismo

Niño bilingüe inglés en una familia monolingüe: ¿sí o no?

Hace mucho tiempo que me apetece escribir sobre este tema, hace ya muchos meses que tengo ganas de evocar un asunto algo polémico en el universo del multilingüismo.

Por eso, porque sé que se trata de un tema algo tormentoso, quiero recordar que profeso un amor inmenso a las lenguas, a todas ellas, sin orden de preferencia. Porque para mí las lenguas y lo que ellas transportan y difunden es, simplemente, de una riqueza sin igual. Así pues, el objetivo de estas líneas es, humildemente, hacer reflexionar sobre el tema sin juzgar a nadie porque, en casa, cada familia es un mundo y, además, todos sabemos que no existe una receta única y milagrosa para un bilingüismo precoz simultáneo perfecto.

Leo sobre el tema, trabajo con el tema, vivo el tema, participo a encuentros y debates sobre el tema. El multilingüismo (también llamado plurilingüismo) es parte de mi vida, algo de lo que estoy muy orgullosa. Somos una familia trilingüe en la que yo, la madre, soy la portadora de 2 de las 3 lenguas. Puede que a primera vista esto parezca un «peso», un «lastre» pero en realidad no lo es porque lo vivo de forma natural, sin imponerme (demasiadas) obligaciones.

Niño bilingüe familia monolingüe

Si soy la que transmite 2 de las 3 lenguas a nuestra hija es, simplemente, porque considero que (casi) tengo 2 lenguas maternas: nací, crecí y aprendí en dos lenguas, el catalán y el español, dos lenguas que tienen un estatuto de co-oficialidad en las Islas Baleares. Considero que somos una generación privilegiada por haber podido crecer y aprender de esta forma, y serenamente.

En casa, introducir una lengua que es extranjera para ambos progenitores

Pienso que introducir una lengua que es extranjera tanto para el padre como para la madre (pongamos por caso, el inglés), una lengua que nada tiene que ver con la materna es algo extraño (valga la redundancia) y que, a largo plazo, puede acarrear algún que otro aprieto.

Cierto es que vivimos un momento en que los padres quieren lo mejor para sus hijos, casi desde el nacimiento mismo. Parece que cuanto más sepan los hijos mejor, si nuestro hijo puede hablar 5 idiomas mejor que si habla 2. Si nuestro hijo puede tocar 3 instrumentos mejor que si solo conoce el solfeo y así, en muchos de los ámbitos que podríamos calificar de «aprendizaje».

Aunque quiero precisar que cuando hablamos de un idioma, de un bilingüismo precoz simultáneo, hablamos de adquisición y no de aprendizaje

Querer lo mejor para sus hijos está muy bien
¡Querer la felicidad está aun mejor!

Conozco familias y también leo últimamente muchos artículos de familias que crían a sus hijos en una lengua que es extranjera para ambos porque, previo mutuo acuerdo y para satisfacer su propio deseo, deciden que esta lengua extranjera se convierta en LA lengua del hogar (o al menos en una de las lenguas del hogar). Somos padres de una generación que se deshace mejor en inglés, nadie lo duda. Muchos de estos padres trabajan en multinacionales, han viajado y vivido en el extranjero y hablan un inglés perfecto, fluido.

Pero aunque este padre o esta madre dominen a la perfección el inglés, yo tengo mis dudas sobre la transmisión de esta lengua a sus hijos.

Porque como suelo decir en casi todos mis escritos sobre bilingüismo…

Para mí una lengua es mucho más que una herramienta de comunicación, una lengua es una cultura, un sentimiento, un país, una vida, vidas.

Por eso me pregunto ¿cómo es posible que algunos padres puedan hablar SIEMPRE en inglés a sus hijos cuando ellos mismos han sido acunados y mecidos en otra lengua? ¿Cómo puede ser esto posible?

Me gustaría lanzarles algunas preguntas:

– ¿Estáis seguros de poder aguantar? ¿Seguros de seguir hablándoles en inglés cuando estéis cansados, agotados o muertos de risa?
– ¿Estáis seguros de poder cantar nanas y canciones infantiles en inglés a vuestros hijos? ¿Aunque las conozcáis muy bien? ¿Tú que eres Español y vives en la sierra de Madrid?
– ¿Estáis seguros de sentiros padres en una lengua que no es vuestra? ¿Estáis seguros de reconoceros?
– ¿Estáis seguros que significa lo mismo explicar a tus hijos la receta de las crêpes bretonas en inglés? ¿Tú que eres Francés y vives en Rennes?
– ¿Estáis seguros?

¿El lado afectivo se queda arrinconado?

Porque yo, por ejemplo, conozco a la perfección nanas y canciones en francés, incluso las he enseñado a alumnos, también las analicé gramaticalmente o psicoanalíticamente en la universidad pero prefiero cantarle en catalán o en castellano. A mí, por ejemplo, me parece más simpático hablarle de la receta de la paella en catalán porque mira, sabéis qué, mientras hablo de arroz, pimiento verde y gamba, también le cuento anécdotas de mi padre cocinando sus paellas y mira por donde, mi padre, aunque ya conoce algunas palabras, no habla en francés.
Y así, por ejemplo, podría continuar con una infinidad de ejemplos.

El pasado 16 de septiembre asistí a una conferencia, en Nantes, sobre el bilingüismo con Ranka Bijeljac-Babic, lingüista e investigadora, en el marco de unas Jornadas sobre plurilingüismo organizadas por la asociación EVALAP y este tema salió en el momento del debate final. Una joven pareja expuso la intención de educar así a sus hijos. Tanto los demás participantes como la propia investigadora, estuvimos de acuerdo en apuntar que introducir así una lengua deja de lado algunos factores de orden emocional y cognitivo.

Atención, no digo que no sea importante e interesante que nuestros hijos aprendan inglés pero creo que hay otros medios:

– talleres
– escuelas de idiomas
– baby-sitter
– chicas au pair
– (…)

 Simplemente me pregunto si ¿merece la pena dejar de lado una parte de nosotros, de nuestra familia, de nuestra cultura únicamente porque queremos que nuestros hijos aprendan inglés?

 

Bilingüismo

Code-mixing: la mezcla de lenguas de nuestra pequeña trilingüe

¡Y ese momento tan temido, ha acabado por llegar! Nuestra pequeña Thelma crece y con ella su trilingüismo también se va modificando, adaptando, evolucionando. Ayer, por primera vez (os lo prometo, nunca antes lo había hecho), mezcló las TRES lenguas en un mismo idioma! ¡Las TRES!

Dijo exactamente eso:

«es senyor mos ha dit que quan la música se vuelva a encender, idò después hacemos le tour des sillas»

Dijo esto como respuesta a mi pregunta de si le había gustado y a qué habían jugado en el «centro de ocio» (lugar al que va unas horas durante las vacaciones escolares).

El detalle de su frase:

«es senyor mos ha dit que quan» = catalán
«la música se vuelva a encender» = español
«idò» = catalán
«después hacemos» = español
«le tour des» = francés
«sillas» = español

Como se puede observar, la lengua menos presente es el francés porque es conmigo con quien hablaba y su padre no estaba presente. Pero a la vez, utilizó esta lengua porque el juego había tenido lugar en francés. También podemos ver que la sintaxis es perfecta. Teniendo en cuenta que se trata de tres lenguas romances cuya estructura sintáctica no tiene grandes diferencias, la niña no hizo pues ningún error sintáctico.

 code-mixing en los niños bilingües

Lo que vivo en una lengua, me cuesta más expresarlo en la otra

Además, al pronunciar esa frase se le notaba algo balbuciente, lo que es extremadamente raro para ella. Thelma se comunica muy bien y el hecho de criarse en tres lenguas no le ha supuesto nunca ningún freno (hasta ahora) ni en su propia adquisición lingüística ni en la comunicación con los demás.

¿Es normal que un niño bilingüe mezcle las lenguas?

Sí, es completamente normal. Eso no debe ser ningún motivo de preocupación (aunque confieso que a los padres no nos suele gustar porque no es lo que imaginamos en nuestro «ideal» de bilingüismo. Es «gracioso», eso sí). Un niño que se cría con un bilingüismo simultáneo precoz pasa por diferentes etapas de dicha adquisición.

Hay como un «juego de equilibrio» constante entre las diferentes lenguas. A veces, en función de las experiencias que vive, de su momento psicológico, del entorno en el que se encuentra, el niño encontrará más rápidamente las palabras en una lengua y no en la otra.

El code-mixing en los niños bilingües

A diferencia del paso voluntario (code-switching) al que un adulto bilingüe puede tener recurso cuando habla, ya sea porque piensa que tal o tal palabra se entenderá mejor en tal lengua (se supone que el interlocutor es también bilingüe) o porque la palabra le viene más rápidamente en tal lengua, un niño en fase de adquisición no es consciente de este movimiento de balanza entre una lengua y otra.

Es lo que se llama code-mixing. Efectivamente, nuestra Thelma con casi 4 años está aún en periodo de adquisición y a nivel cognitivo, ella no hace ningún «esfuerzo», es decir que el hecho de pasar de una lengua a otra no es voluntario. Y es justamente ese aspecto de «voluntad» lo que diferencia el code-mixing de los niños bilingües del code-switching de los adultos bilingües.

¡Críar a una niña trilingüe es realmente una aventura formidable!

Bilingüismo

Sobre el primer encuentro de niños bilingües (franco-españoles) en NANTES

Hace ya una semana de nuestro Primer Encuentro de Niños Bilingües Franco-Españoles en Nantes. Para saber más sobre cómo surgió la idea de ese encuentro, os invito a leer este artículo.

Así pues, el sábado 19 de noviembre abrimos la puerta de casa a cinco otras familias que crían a sus hijos en español y en francés (o al menos en parte, como es nuestro caso) siendo aquí el español nuestra lengua minoritaria. El pequeño grupo, formado por dos familias franco-colombianas y cuatro franco-españolas, tenía la particularidad de que para todas las familias es la madre la transmisora del español. Curioso, por lo menos, y lo que hace surgir en mí algunas reflexiones:

– ¿Es la transmisión de las lenguas una historia de mamás?
– ¿Son las mamás las que más se preocupan por esa crianza bi(tri)lingüe?
– ¿No hay papás de lengua española en Nantes en búsqueda de alicientes lingüísticos para sus hijos?

niños bilingües franco-españoles en nantes

Después de las presentaciones de rigor, dejamos que lo niños jugaran libremente. Eso sí, siempre con nuestras antenas bien abiertas con tal de saber en qué lengua estaban jugando. Teniendo en cuenta que todos los niños tenían entre 2 años y medio y 3 años y medio creo que ningún padre ni madre se sintió decepcionado.

Mientras tanto, entre padres y madres hablamos de cómo lo hacemos, de si seguimos algún método en particular, de cómo «nos sentimos», de si los niños nos contestan siempre en nuestra lengua o no. Habría mil conclusiones que sacar porque en realidad uno se da cuenta de que existen casi tantas teorías como niños hay. Muchos son los factores que influyen en el desarrollo del lenguaje de un niño criado en un entorno bilingüe por transmisión materna (porque no es lo mismo que si se tratara de niños que son educados en bilingüe pero cuyos padres no lo son, un día hablaré sobre el tema).

Como en la educación, donde hablamos de pedagogía diferenciada, la adquisición de una lengua depende también de muchos elementos: sociales, de contexto, sentimentales, costumbres, modos de vida, etc.

Y como hablar de lenguas es hablar de cultura, entre padres, abordamos también esa cuestión, aunque por falta de tiempo, no pudimos profundizar mucho. Pero sí, todos nos preguntamos cómo hacer para que los niños sepan que en «el otro país» hay fiestas distintas, maneras de hacer diferentes.

Otro tema siempre interesante para los padres de niños bilingües es el de las herramientas qué utilizamos para favorecer la práctica y la contextualización de dicha lengua materna que es minoritaria en el país donde vivimos. Así pues, estuvimos hablando de soportes musicales, de dibujos animados, de flashcards y de los momentos de juego idóneos para fomentar el español.

Los niños, después de jugar libremente, pudieron encandilarse con la lectura de un par de libros. Algunos se rieron, otros con cara de concentración, todos boquiabiertos ante las aventuras de la gran Peppa Pig. Y para finalizar, un DVD de Ben y Holly que también les encantó.

niños bilingües franco-españoles en nantes

En definitiva, fue una tarde muy agradable en la que florecieron un montón de ideas, dudas y temas. ¡Vamos, que tenemos cuerda para largo!

Y como dijo Emma, una de las niñas participantes, a su madre al volver a casa…

«eso era una fiesta y aquí los niños hablan un poquito «bonjour» y un poquito «hola».»

¡Pues que la fiesta continúe y hasta la próxima!