Bilingüismo

Niños bi(tri)lingües : la aventura continúa

Hace ya un tiempecito que no os damos noticias de nuestra pequeña bi(tri)lingüe en construcción y eso, por deseo expreso. Quiero decir que un niño cambia, aprende y descubre a la velocidad de la luz pero siempre es mejor darse un tiempecito antes de analizar y de sacar conclusiones. Lo mismo ocurre cuando observamos la evolución lingüística de un niño que crece en un entorno multilingüe y multicultural, mejor tomar algo de distancia antes de argumentar.

Ya lo he dicho y lo repito: no, no todo se hace de manera natural. Hay que acompañar un niño bilingüe en construcción, hay que incitarlo y crear contextos propicios.
Niños bilingües

Ella se las apaña y el vocabulario aumenta

Los niños siempre se las arreglan y no dejan morirse de hambre. Eso es cierto y así también actúan en cuanto al uso que hacen de las lenguas que están adquiriendo (sobre todo en la etapa de construcción del lenguaje). Dondequiera que estén, cualquiera que sea la situación, los niños se dan a entender.

Este verano, PrincesaThelma y yo nos instalamos en Menorca durante un mes y medio. Siempre llego con ese temor de que no la entiendan, de que sólo hable en francés. Los primeros días son algo más complicados, la niña tiene tendencia a hablar únicamente en francés. Entiende el catalán porque responde correctamente a lo que le decimos pero ella no lo habla. Pero poco a poco, las horas van pasando y empieza a cambiar y a hablar en catalán. A partir de ahí, el temor se esfuma y la lengua catalana empieza a tomar importancia en la boca de la peque. Añade palabras, construye frases.

Unas pocas semanas más tarde, ChériGuiri llega y la niña comprende enseguida que a él hay que hablarle en francés. Ya está, pienso yo, PrincesaThelma entiende que no todo el mundo habla el mismo idiomas y ya distingue con quién hablar en cada lengua.

El despegue de la lengua minoritaria…

Es pues en ese moment, a los 2 años y 3 meses de la PrincesaThelma, en agosto de 2015, que la niña toma conciencia de la existencia de varios idiomas. Lo sé, se le nota. Pero también sé que el camino por recorrer es aun muy largo.

… y ella que traduce

A veces, sorprendemos a la niña traduciendo sus propias frases. Sí. Y es gracioso. Cuando se dirige a mí y que su padre también está presente, le hace la traducción. Por ejemplo, si me dice «mamá, Thelma vol sabates» (quiere zapatos), luego se mira a su padre y le dice lo mismo en francés. Parece que nos quiere decir «¡si no la has entendido, pues mira, yo te lo explico de nuevo!»

¿Qué ocurre con el tercer idioma?

Pues de momento bien poca cosa y es lo que más me preocupa. Sé que con el catalán y el francés vamos por buen camino y que llegaremos a buen puerto. En cambio, el español me preocupa de verdad. Menorca es una región bilingüe con dos lenguas co-oficiales pero la mayoría de gente habla en catalán. Aquí en casa, puse en marcha algunas estrategia pero tenga la sensación que las ignoramos un poco. Los dibujos animados tienen que ser en español y la música también… excepto que PrincesaThelma no se queda más de cinco minutos delante de la tele y que cuando le pongo música en castellano me dice que prefiera la otra…Y yo cargando con CDs de música española. Tendré que insistir.

La adquisición de este tercer idioma es la batalla que está aun por ganar y el aspecto que menos bien vivo en esta aventura de criar a una niña bilingüe. Espero que lo consigamos…

Vuelta al país de la lengua mayoritaria

Para nuestra gran sorpresa, la vuelta a Francia después de un mes y medio en España ha sido (y está siendo) menos fácil de lo que imaginábamos para PrincesaThelma. Dejando de lado las diferencias de ritmo de vida y de clima, nos estamos preguntando si, de hecho, la peque no se siente desestabilizada por eso de haber descubierto que hay dos lenguas, dos mundos… Desde que hemos vuelto, vemos a la niña medio perdida. Volver a casa de la «nounou» (la asistente maternal que la cuida) tampoco ha sido fácil, incluso tuve que preguntar a la «nounou» si PrincesaThelma comunicaba bien en francés con ella. Parece que sí. Con ChériGuiri no paramos de dar vueltas al asunto y a ratos pensamos que quizá se sienta desorientada puesto que durante seis semanas al catalán de la mamá (que siempre es una referencia) se han añadido muchas personas más que hablan ese idioma y de repente toda esa gente se fue, ya no está, ha desaparecido de su vida diaria. Y es que además, desde que volvimos, solo quiere a mamá mamá mamá y habla casi todo el tiempo en catalán.

Ya sé que el francés regresará pronto y con fuerza…

Pero esta pequeña radiografía de una pequeña bi(tri)lingüe me reconforta en la idea de que una lengua es mucho más que un sistema de comunicación, una lengua es también una cultura, es un TODO! ¿Y vosotras, mamás de niños bilingües, qué pensáis de ello?

Os invito a descubrir (o redescubrir), siguiendo este enlace, todos los artículos sobre bilingüismo.
Y sobre todo, no dudéis en dejar vuestros testimonios, vuestras impresiones, vuestras experiencias…

Este artículo parece «el borrador de una mamá en su libretita» y es que hoy no pretendo dar ninguna visión científica del bilingüismo. Simplemente, observo y analizo nuestra propia experiencia y es que después de más de dos meses de silencio, no viene mal hacer un pequeño balance. Os prometo más artículos sobre esta aventura apasionante, una aventura no siempre fácil y que necesita del apoyo de la familia y del entorno, una aventura que siempre nos sorprende y nos enseña cosas nuevas.

Si deseáis que aborde el tema del bilingüismo desde un punto de vista en concreto, no dudéis en mandarme un mensaje o dejarme un comentario y me pondré a ello…

Yo soy bilingüe por razones geolingüísticas pero con PrincesaThelma estamos descubriendo otro tipo de multilingüismo.

Bilingüismo

Hablar siempre en la lengua materna a los hijos

 

hablar siempre la lengua materna a los hijos

Hace ya mucho tiempo que no nos hemos parado un rato para seguir las aventuras de nuestra pequeña bi(tri)lingüe en construcción. Y eso que aventuras, ¡las que queráis!

Como ya os he explicado, la Princesita cumplió hace poco los 2 años y habla de cada vez mejor. Sinceramente, nos tiene un poco sorprendidos (no, no, no somos sus padres «cha chuffi mamà» diría ella, la que nos espera, ¡ya os digo!). Bueno, como también ya os conté, en la visita al médico en ocasión de su primer aniversario, éste apuntó lo siguiente en el cuaderno de salud: «muy comunicativa» (si no me creéis, fotocopia al canto!). Y ahora, 1 año después, pienso que el médico podría anotar «muy comunicativa exponente 2». Cierto es, mi bretón de ChériGuiri es más bien silencioso, o sea que quizá lo haya cogido de su madre, quién? yo? nooooo… Además, había leído que los niños bilingües muchas veces empiezan a hablar más tarde que la media. Y como siempre hay una excepción a la regla, esa excepción debe llamarse Princesita.

O sea que ya os podéis imaginar que esa monería pequeñita se pasa el día dándole a la lengua. Incluso cuando la acostamos. Sí, sí. Se pasa una hora y media (de cronómetro) explicando su jornada a las muñecas (ayer decía a una que tenía que cambiarle el pañal, sí, la espié, ¡lo admito!). Y como ya duerme en una cama de grande, se levantó para cambiárselo. Nos estamos preguntando si no tendríamos que acostarla a las 18 horas, para que duerma a las 20 horas. Bueno, como es verano, somos indulgentes.

Y yo aquí charlando charlando (será verdad eso de que la Princesita hace como su madre) y aun no he entrado en el meollo del tema. Mal. Muy mal. Google no va a posicionarme correctamente. Venga, a por trabajo pues.

Hablar siempre en la lengua materna a los hijos

Lo que realmente quiero decir es que elegí (aunque bien mirado, creo que no se trata de una elección, simplemente de algo que se hace de manera natural) hablar siempre a la Princesita en mi lengua materna. ¿Eso es bueno? ¿Es malo? Para gustos colores y seguro que cada cual opina distinto. Lingüísticamente hablando, es mejor. Científicamente comprobado. Pero hoy me siento de buen humor (y agotada de escribir sobre temas serios para mis clientes), o sea que dejo lo técnico científico lingüístico de lado. Lo único que sé es que actuando de esta forma, a veces tenemos que hacer frente a situaciones embarazosas y/o divertidas. Y a veces ese alguien interior me dice «qué puñetas estás haciendo, señorita!)

Cuáles son esas situaciones divertidas que una puede vivir cuando siempre habla la lengua materna a su hija (estando rodeadas de gente que habla otro idioma):

– Una vez (¡bueno, ya son muchas las veces!) estábamos ella y yo en el aeropuerto. A nuestro lado, una familia de franceses que volvían de visitar la bonita Menorca (sí, sí, mi isla es preciosa, ¿que no os lo he dicho nunca?). La Princesita iba y venía, miraba los aviones, miraba las maletas y bolsos de esa familia, etc. Y yo ya lo veía venir: se pusieron a hablar de la Princesita. «Oh, maman, has visto la pequeña, parece que quiere jugar con nosotros» (en francés, evidentemente); «jajaja, es graciosa la peque» y bla bla bla. De repente, algo en mi hizo que escupiera una frase en francés «Ven, Princesita, que pronto vamos a subir al avión». Sí, porque yo sentía que esa amable familia acabaría diciendo algo así como «y has visto su madre que fea es la pobre». Cuando me oyeron hablar en francés, abrieron los ojos como platos y me dijeron «ah, es usted francesa» (en francés siempre nos tratamos de usted), y yo «bueno, no, sí, eeehhh francesa por procuración!».

– En la sala de espera de la consulta del médico. Me encanta. No hay mejor lugar para sentir la incomprensión de la gente. La Princesita se mueve, juega, quiere jugar conmigo y hablamos, claro. Hablamos en un catalán salpicado de palabras en francés que salen de la boca de mi hija. Ni una palabra en francés por mi parte. Entonces, empiezas a ver todas esas miradas de reojo. Sí, sabéis, en las salas de espera parece que está prohibido hablar y mirarse (al menos en Francia). Pero esa mirada de reojo se traduce por un «pero qué hace esta señora aquí si no dice ni papa en francés, qué le va a contar al médico» y rápidamente la mirada vuelve de nuevo sobre la revista que semejan estar leyendo, porque en realidad están escuchando. De repente, el médico abre la puerta y es ahí cuando todos se dan cuenta de que sí hablo francés porque bueno, suelo tener la costumbre de decir al médico «bonjour docteur».

– En el supermercado. Estamos comprando, la Princesita encantada de estar ahí sentada en el carro. Y habla, habla e incluso a veces se pone a cantar (os lo juro, una vez ChériGuiri pasó tanta vergüenza que intentó esconderse detrás del carro!). Llegamos a la caja. La Princesita quiere ayudar a la cajera, le digo de estarse tranquilita, en catalán, evidentemente. La cajera sonríe. Pago (¡qué remedio!) y le digo a la Princesita «diguis adéu» -en catalán y grita «Au ‘vooooooir» A veces hago a propósito de encontrar algo que decir a la cajera, lo que sea, para que se dé cuenta de que hablo francés. Y me salen cosas del tipo «ahhh, me encanta venir aquí, siempre tenéis arroz para la paella». No vaya a ser que pensara que soy alemana.

– En el parque cuando hay otros niños. Es el típico momento en el que te sientes sola, muy sola. Porque tu hablas a tu hija y ves que hay otra niña que quiere jugar con ella, o viceversa. Entonces, y todas las madres hacen lo mismo, dices «Oooooh, has visto que niñita más mona» esperando que todo el mundo lo oiga y el acercamiento se produzca. Excepto que bueno, ahí te das cuenta de que nadie en el puñetero parque te entiende y no queda otra que meter en la frase un par de palabras en francés. Aunque bueno… nuestra Princesita es muy sociable y se va con todo el mundo…

Voilà, hablar únicamente la lengua materna a los hijos crea situaciones extrañas y a veces nos preguntamos si es una buena forma de proceder. Y ahora hablo en serio. Porque una no quiere pasar por una pretenciosa (y hay gente que lo puede pensar) ni por una maleducada (y hay gente que lo puede pensar) ni por una irrespetuosa (y hay gente que lo puede pensar) ni por una extraterrestre (y hay gente que lo puede pensar) ni por alguien raro (y hay gente que lo puede pensar)... Pero a fin de cuentas, acabo diciéndome que eso es lo que hay y que no se trata realmente de una elección sino, y simplemente, del amor, del amor de un hombre y una mujer que se han convertido en papá y mamá.
Bilingüismo

Bilingüe aquí y bilingüe allí

Desde que seguimos las aventuras de nuestra pequeña bilingüe en construcción, cada día descubrimos un aspecto distinto del bilingüismo en los niños.

A raíz de nuestra reciente estancia de 15 días en Menorca, en casa de mi familia, pudimos constatar hasta qué punto puede ser distinto el bilingüismo de la Princesita en función del lugar donde se encuentra. En el fondo, sé que esta diferencia es completamente normal, banal y lógica. Pero aún así, esta diferencia se manifiesta todos los días.

DIFERENTES LUGARES, DIFERENTES BILINGÜISMOS

Cuando estamos en Francia, la balanza del bilingüismo tiende a inclinarse a favor del francés pero cuando llevamos más de 5 día en Menorca, la balanza empieza a invertirse, a favor, esta vez, del catalán. Bueno, para ser más justos, sería mejor decir que la balanza no se inclina a favor del catalán sino que alcanza de nuevo el equilibrio. En bilingüismo se considera que los niños alcanzan un cierto equilibrio entre los distintos idiomas a la edad (más o menos) de los 6 años.

En Francia, y a sólo unos días de que la pequeña cumpla 2 años, el francés ocupa un lugar muy importante (¡lógico!). Es pues normal que la cría hable más en francés. Y creedme: hablar, habla mucho! Ya lo anotó el médico en la cartilla de salud cuando puso «muy comunicativa» en la visita de control de su 1r aniversario. Un año después no me toca más remedio que rendir homenaje a esa médico tan visionaria! En fin. En Francia, sé que entiende todo lo que yo le digo (porque lo lleva a cabo y porque me contesta adecuadamente) pero a menudo (que no siempre) ella me responde en francés. Nunca le digo nada, yo sigo la conversación en catalán.

Cada vez que llegamos a Menorca, las palabras en francés siguen predominando durante las primeras 48 horas pero después, su cerebro empieza a ponerse en marcha para recuperar las palabras ya adquiridas en catalán y para integrar las que oye por primera vez. A esa edad, los niños están en la fase de imitación, lo que también es positivo para el bilingüismo.

Niños bilingües y el equilibrio entre las lenguas

BILINGÜISMOE PRECOZ SIMULTÁNEO

La Princesita crece en situación de bilingüismo precoz simultáneo, es decir, en el momento en el que está aprendiendo a hablar, está en contacto con 2 (3) lenguas. Sin embargo, una de esas dos lenguas maternas se encuentra en situación minoritaria. En un artículo precedente, ya evoqué lo importante que es que los padres de niños bilingües trabajemos para fomentar esa lengua que se encuentra en situación minoritaria. Y cada día que paso, más claro lo tengo. Contrariamente a lo que algunas personas piensan, las cosas no se hacen de manera «completamente natural».

LAS VENTAJAS DE ESTANCIAS LINGÜÍSTICAS DESDE PEQUEÑOS

Pienso pues, que pasar largos periodos en el país de esa lengua minoritaria es muy benéfico y ventajoso para niños pequeños, incluso bebés, en fase de construcción bilingüe. Porque ese equilibrio del que tanto hablamos, únicamente puede existir si les ayudamos un poco!