Niños

Sin ella: separarse por primera vez de sus hijos

Será la primera vez. Y como cualquier otra primera vez, siento una mezcla de excitación y de miedo, de entusiasmo y de temor. Tengo muchas ganas, sin tenerlas. Un miedo que realmente no lo es.

Separarse por primera vez de sus hijos

KILÓMETROS QUE NOS SEPARAN

Hace unas horas me subí a un tren que me ha llevado lejos de casa. Lejos de ella. Desde hace unas horas, vivo, por un tiempo, separada de la Princesita, por vez primera. Parece ser que son 426 los kilómetros que nos separan durante algo más de 53 horas, las he contado. A tan solo unas pocas semanas del segundo cumpleaños de la peque, me he ido sola, sin ella.

Y se me hace muy raro. Cierto, ya se ha marchado a casa de sus abuelos durante algo menos de dos días pero yo estaba en casa. Y sabía que en caso de necesidad, podría coger el coche, recorrer 70 km y abrazarla muy muy fuerte.

Esta vez es distinto. Y si hay una consigna que he dejado bien clara a ChériGuiri es la de estar muy pendiente de sus dos teléfonos y, sobre todo, de poner el volumen alto, muy aaaaalto ! (y es que mi hombre no es fan de estar ultra-mega-conectado)

NOS CONVERTIMOS EN MADRES. ¿PERDEMOS UN POCO DE NUESTRA LIBERTAD ?

Desde hace algunos días, estaba temiendo la llegada de ese momento, sabiendo, a la vez, que salir y cambiar de aires también me vendría bien. Convertirse en madre cambia muchas cosas, empezando por una cierta pérdida de libertad. Fui madre a los 33 años y hasta aquél momento, disfruté de una enorme libertad, de muchos viajes, de muchas mudanzas y de muchos amigos en toda Europa.

Cuando me enamoré, ya perdí un poco de esa libertad. Cuando me convertí en madre, perdí otro tanto. Pero da igual, porque a cambio recibo una felicidad inmensa ! Esa pérdida de libertad era uno de los aspectos que más miedo me daban cuando pensaba en que iba a ser madre. Pero ahora, la verdad es que me da absolutamente igual esa libertad.

Por unos días, pues, y en cierta manera, voy a reecontrarme con tiempo y espacio exclusivamente para mí. Y muchas preguntas me vienen a la cabeza : ¿sabré aprovechar plenamente ? ¿me sentiré un poco perdida ? ¿voy a pensar todo el rato, cada minuto, cada segundo en la Princesita ?

Sea como sea, todas las madres del mundo pasamos por eso. Debemos pasar por eso. Es una etapa más en la vida. ¿ Y vosotras, cómo habéis vivido esa primera verdadera separación de vuestro hijo ?
Traducción

Artilingua, web nueva nuevecita…

Tener ganas de avanzar, ganas de progresar, de sentirse más legítimos, dar pasitos que nos ayuden a prosperar. Llenar de gotitas nuestro vaso para conseguir un río hermoso. Todo eso, forma parte de nuestras vidas. Tú y yo, él y vosotros, en definitiva, todos nosotros. Tanto si es en un ámbito privado como si es en nuestro universo profesional, todos vivimos para avanzar.

Y hoy, aquí, en vuestra compañía, tengo la impresión de dar un pasito más. Ya lo digo muy a menudo: me siento como una hormiguita que avanza sin prisa pero sin pausa, con mis miedos y mis angustias, con mis alegrías y mis carcajadas.

Artilingua, traducción, redacción, community management: francés, español, catalán

¡Estas líneas pues, para presentaros la web de Artilingua!

Artilingua es el «nombre» que quise dar a mi actividad profesional. Pensé que era una palabra bonita, pronunciable en todas mis lenguas de trabajo y creo, también, que lo que significa me representa bastante bien. Después de haber encontrado el nombre, supe que tendría también que diseñar una bonita web.

Hace unos meses, lancé la nueva versión del blog. Al mismo tiempo, con la dulce May, estábamos ya trabajando en la web profesional. Para mí, blog y web profesional son dos caras de una misma moneda. Por eso, quise crear una web en armonía con el blog. Porque Les mots de Marguerite y Artilingua son la misma persona.

Y aquí me tenéis hoy, ¡con mariposillas cosquilleándome el estómago! Me siento feliz y afortunada pero a la vez con más responsabilidades. Y es que después de la Princesita, Artilingua es para mí como un bebé al que hay que acariciar y acompañar a lo largo de toda la vida.

Misma persona, mismas redes sociales

Aprovecho también para explicaros que esta nueva web profesional la asociaré a los perfiles sociales ya activos para el blog. No creo conveniente crear otra página Facebook, otro Twitter, otro Google +. Y, sobre todo, no tendría tiempo de ocuparme de todos ellos.

¡Y ya más nada, amigos! Quise aprovechar este espacio para presentaros ese nuevo miembro que ha llegado a casa de Les mots de Marguerite y aprovechar también para daros las gracias, merci de seguir siempre ahí!

Besos,

Margarida

Vivir en el extranjero

Mercadillo de antigüedades, esa cosa tan francesa

Las "brocantes" en Francia

El fin de semana pasado nos fuimos a la Bretaña, como solemos hacer muy a menudo. Y es que de todas formas, somos unos campeones en eso de pasar de un departamento (província) a otro. El triángulo Loire-Atlantique-Morbihan-Ile-et-Vilaine nos lo sabemos de memoria. Vivimos en el norte de Nantes y como los amigos y familia están repartidos por ahí, pues, eso, carretera y manta.

Después de unos vasitos de sidra (esa bebida tan bretona) el sábado por la noche, nos levantamos el domingo bajo un cielo completamente gris (¡bienvenidos a la Bretaña!). La Princesita se había ido ya de paseo con su mamie, por lo que decidimos hacer una salida muy «francesa» : irnos de «brocante», o sea al mercadillo de antigüedades. Los hay a tutiplén. Os lo digo yo que me lo miro todo con ojos de extranjera-casi-francesa. Ir de «brocante» es tan francés como irse de camping, sí, sí, eso os lo conté ya el año pasado.

Después de unos diez minutillos en coche, entramos en esos viejos almacenes que habían pertenecido a una antigua fábrica. Y ahí empiezo yo a ver una de cosas inverosímiles, gente de todas las pintas y un frío que pela que casi me muero de la humedad que subía por mis piernas. Las primeras veces que iba a una «brocante», no me gustaba mucho, como que me aburría, no sabía encontrar nada. Pero ahora parece ser que le empiezo yo a coger el truquillo. Me imagino a los objetos y a los «trastos» en mi casa. ¿Quedaría eso bien? ¿Y eso? Me imagino también la vida de toda esa gente que intenta deshacerse de esas maravillas cosas raras y contemplo a las familias que hacen de la «brocante» su salida dominical con un carro de la compra, así todos en fila india.

Y esta vez, a pesar del frío, conseguí encontrar algo! Un servicio de café de porcelana de Baviera que me llevé por menos de 10 euros…

Las "brocantes" en Francia brocante